Para ello se utilizaron 88 cerdas comerciales híbridas ( 25% Meishan, 12,5% Duroc y 62,5% Large White x Landrace) inseminadas artificialmente. Los animales fueron seleccionados aleatoriamente y alimentados con las dietas suplementadas durante los primeros 60 días de gestación (G1) o durante los 60 días previos al parto (G2). Dentro de cada grupo G1 y G2, las cerdas fueron distribuidas en los distintos grupos-tratamiento. El grupo perteneciente a la dieta control fue alimentado con una dieta comercial en granulado. Durante el período experimental, el resto de animales recibieron la misma dieta en granulado + 10% de energía derivada de: (i) exceso de la propia dieta; (ii) aceite de palma; (iii) aceite de oliva; (iv) aceite de girasol o (v) aceite de pescado. Durante el período no experimental todos los animales recibieron solo la dieta comercial estándar. Se registró el tamaño de la camada (nacidos vivos, nacidos muertos y momificados) y el peso individual de los lechones. A los días 0, 35, 56, 84 y 109 de gestación se pesaron las cerdas y se registró el espesor de grasa dorsal mediante ultrasonidos. Se realizó también el test de tolerancia a la glucosa (TTG) el día 108 de gestación mediante la administración de 0,5 g/kg de glucosa. Se recogieron muestras de sangre cada 5 minutos entre los 10 y los 90 minutos post-administración.
No se observaron efectos sobre el peso vivo ni el espesor de grasa dorsal de las cerdas durante el período de gestación asociados a los tratamientos experimentales, de todos modos el tipo y el momento en el que se efectuó la suplementación afectaron el tamaño y el peso de la camada (P<0,05). Excepto el grupo suplementado con aceite de girasol, el efecto de suplementar el pienso de las cerdas durante la G1 resultó en una mejora del peso y el número de lechones de la camada, particularmente en aquellas madres a las que se les ofreció aceite de palma (P<0,05). La concentración de glucosa basal tendió a elevarse en los grupos G1 respecto a los grupos G2, mientras que las concentraciones plasmáticas de insulina fueron similares. Respecto al TTG, el área bajo la curva ajustada fue superior en G1 respecto a G2, aunque no se observaron diferencias en la desaparición de glucosa. La relación entre las características de la curva de glucosa obtenida mediante TTG y la camada se vieron directamente afectadas por la dieta de la madre.
Se puede concluir que el nivel de sensibilidad a la insulina puede verse alterado por el período que la madre ha recibido la suplementación así como por el perfil de ácidos grasos de la dieta. Las características de la curva de glucosa junto con el peso de la madre y su conformación pueden ser una herramienta útil para predecir la productividad de la camada.
AM Corson, J Laws, JC Litten, PF Dodds, IJ Lean and L Clarke. 2008. Animal, 2 (7): 1045-1054.